Llego a la casa, a una que me es familiar, pero no es morada, ni es hogar.
Suelto lastres, asumo miedos y soledades, intrínsecos pero evitables. Pienso, te pienso y me hago cuestionarios de salud, de psique, de alma, acaso.
Respondo mis teorías con bálsamos a la palabra irascible, inflamable, cremitas para las pupas.
Arráncale esa costra y dale el corazón.
Y no hay nana que consuele este desasosiego o esta desazón, este contigo tan breve, que no sabe aun de rutinas.
Este sin ti que hiere sin punzar y que no alcanza al hueso.
Descanso feliz, buscando dentro lo que se que encuentro fuera. Tan cerca y tan lejos de tu cuerpo.
Deja que mis dedos trillen tu espalda, que debo sembrar mi sueño...
(a Dua)
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