Me he azarado en un ayuno de besos, en esta convexidad
donde el día rastrea la noche, y la broza no encuentra forraje
en el que dormir.
Las calles dibujadas a jirones de mapa
con el norte desgarrado y este augurio de silencio,
estrepitoso silencio que habla de ti, de tus " yo" no paridos,
de aquellos que habitan en los desguaces de tu mente,
a la espera de un rescate que no será ofrecido.
Pasea la oscuridad, paséala del brazo,
deja que azuce tu paso, que te instigue el espacio.
Dale el cariz de la deshora que marcas,
enfádate con el infundio de la voz que sale de ti.
Arrastra los pies. Recuerda el camino.
Bruñe la pared que destruyes, la que levantas cuando no sabes
qué decir.
Abastécete de las púas y los argumentos, escribe esa canción,
lúcrate de tu duda, del portón y la pasarela,
del amparo de encontrar la dársena en este puerto,
pero toma mi llave por si ocurre la eventualidad
en la primera noche hermosa del año... (a Dua)
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